"En "ediciones anteriores" vas a poder encontrar más historias. Estan escritas con mucho amor. Gracias por leerlas...mejor dicho, leanlas! necesito el laburo." Ricardo Veiga
 

Ricardo Veiga es humorista, escritor, conductor y productor de programas de radio, entre ellos "Instantáneas". Guionista entre otros del humorista Carlos Perciavalle, es fundamentalmente un pensador de realidades urbanas y narrador de historias comunes.Imposible no haberse emocionado alguna vez con sus historias.Desde la página 2, Ricky se convirtió en un clásico, es uno de los motivos de porque... Semanario Argentino, te gusta más...

 
  

Publicado el 12 de Mayo de 2008 - Edición No. 291                                                                  El Shopping de la fe                               

“Che, qué es de la vida de Pichi. Lo último que supe es que se fundió con la verdulería”, le pregunto “Morrón” a uno de la barra. “No sabés, le va bárbaro. Puso una cadena de templos “multi-religiosos” y la está levantando con pala. Querés creer que hasta vende la franquicia. Vos vas, ponés 50 lucas verdes, y ellos te montan el templo, el “merchandising”, y te dan el entrenamiento necesario como para que el negocio funcione” Este diálogo esta basado en un comentario que escuché en un asado con la barra y, si bien no es del todo cierto, podría ser posible.Hasta hace unos años, antes de la llegada del cable, los canales de aire, al cerrar su programación, te pasaban, sobre una placa fija en la que se veía un paisaje, una voz en “off” que relataba algún texto que invitaba a reflexionar acerca de la vida espiritualPero, como la vida espiritual, como tantas otras cosas, ha sido alcanzada por las leyes del mercado, de “creyentes”, pasamos a ser “consumidores” de, los distintos productos religiosos en oferta. Es por eso que, los canales de aire, han dejado esa franja de televidentes para que se hagan cargo de ella los encargados de explotarla. En la actualidad, Dios, o la Energía Universal, como algunos lo llaman, es vendido de múltiples maneras como otro producto más. Noche a noche podemos ver como, los atildados hombres de esta nueva fe, nos venden las mieles de un nuevo Dios. El actual, está al lado de los exitosos. De tipos y tipas que todo lo consiguen: salud, dinero y amor. Eso sí, para hacerlo, tienen que pasar primero por los diferentes templos, de los diferentes vendedores de la verdad. Lo fantástico, es que los tipos no dejan de explotar todos los “targets” posibles. Tenés el día para los que no enganchan una mina ni pagando en un cabaret. El día de los obesos -la palabra Gordo/a espanta clientes-. El de los que han sufrido engaños amorosos -con cornudo/a pasa lo mismo que con el anterior-. Así, hasta llegar a los empresarios y ejecutivos de empresa. Para cada caso en particular, los tipos han implementado un verso diferente y, para que la puesta en escena y la recaudación sea mejor, su respectivo amuleto: como la idea de Dios, como tal, no se puede reproducir, lo han reemplazado por pseudos monumentos.A los que no enganchan pareja, los hacen pasar bajo “La Alianza del Amor y la Unión de Paparulos en Parejas”: un anillo gigante forrado en papel metalizado color dorado. A la salida de la reunión y por la módica suma de 20 mangos, se podrán llevar el merchandising: una réplica en miniatura del anillo gigante de la unión de paparulos. Si el/la que lo compra, estuviera en un casorio, lo primero que diría es “¡Pero esto, es una alianza de torta!”. Pero, como acaba de salir de un templo, cree que se lleva el pasaporte al amor eterno. Eso sí, para lograrlo, para poder enganchar una paparula/o como él/ella, deberá insistir y perseverar. Ojo, esto no significa que el tipo venza su timidez y le tire los perros a cuanta mina conozca. Ni siquiera que, en vez de una vez por mes, intente bañarse todos los días -una de las probables causas de que las féminas le rajen-. La perseverancia radica en que asista todas las semanas al templo y en que compre, deposite, y colabore económicamente, con la cruzada altruista poniendo un “diego” de su sueldo. Además, a esta altura y como el tipo ya mordió el anzuelo, teme que, si deja de ir, las fuerzas celestes lo castiguen con cosas tipo: conseguir pareja, pero a cambio de su elección sexual, o, enganchar un minón y que no se le pare nunca más. De este modo, mientras los pastores aumentan cada vez más las ganancias de su empresa, el tipo sigue yendo ya no por fe, por cagazo. Tiempo después, cuando a la salida del templo se cruce con una mina que, como él, hace meses que concurre, y comiencen a contarse sus penas y desencuentros. Es probable que entre llantos y lamentos, se consuelen uno al otro y se pongan de novio. Luego de esto, seguirán concurriendo al lugar. Seguramente por gratitud pero, lo más probable, por temor a quedarse nuevamente solos. Es así que, reunión tras reunión, no solo seguirán aportando a la empresa, sino que, además, pasarán al escenario a dar testimonio de que, gracias a “La Alianza del Amor y la Unión de Paparulos en Parejas”, han alcanzado el milagro ¿De dejar de ser paparulos? No. de tener pareja. Creo que no es descabellado pensar en un futuro gran shopping de la fe. O un TV compras de Dios en el que, con solo llamar por teléfono y con tu tarjeta de crédito, puedas comprar una dosis de salvación. Me imagino a algún actor o estrellita en ascenso, promocionando un nuevo “transmutador” de pecados con frases del tipo: “Lo último de la tecnología espiritual. Fabricado en fibra de carbono, el “Transmuter soul” posee un vibrador celestial que lavará sus culpas y pecados con solo media hora de aplicación. Además, con su selector politeísta, Ud. podrá elegir la religión de su agrado. ¡Termine ya, con esos viejos vibradores monoteístas! Con el “Transmuter soul”, toda su familia estará cubierta. Hasta los ateos neuróticos podrán usarlo. ¡Llame ya! Los primeros 10 recibirán, gratis, el “Religion Game”. El juego que está causando furor en EE.UU., Europa, China y los países islámicos, y en el que vos podés ser tu propio Dios”. A continuación, se podrán ver los distintos testimonios de los que lo compraron: “Yo le metí los cuernos a mi marido con todo el cuartel de bomberos de mi barrio y la culpa no me dejaba dormir. Desde que compré el “Transmuter soul” todo eso se terminó. Los cuernos, se los sigo metiendo. Pero, con solo media hora de aplicármelo, adiós a las culpas”.Por suerte, todo esto es una suposición y nunca va a ocurrir. Ojo, no me refiero a lo de los cuernos, me refiero al aparato. Aunque, como decían las abuelas, nunca digas nunca.Hasta la semana que viene, si Dios quiere.


Publicado el 5 de Mayo de 2008 - Edición No. 290                                                                  No discriminar. He allí lo importante                           

No se puede negar que los avances en los procedimientos de fertilización asistida, han venido a traer una luz de esperanza para aquellas parejas que hasta hace unos años veían coartada su posibilidad de ser padres biológicos. Sin embargo, al salir estos métodos del estricto ámbito de lo médico para ser difundidos como un producto de mercado, puede que en el futuro, y en manos del marketing, la fertilización asistida pase de ser otro modo de procrear, para convertirse en “el” modo de procrearAsí, llevados de la mano de la publicidad, uno puede imaginar situaciones como la que se describen a continuación. “¡Hola, cómo te va, tanto tiempo! Qué hacés por acá”, pregunta una amiga a otra al encontrarla en una coqueta calle de Recoleta. “No sabés, estoy re-ansiosa. Voy a FERTILSHOP”, responde la aludida. “¡Cómo hiciste guacha, quemaste el plástico! FERTILSHOP es re-top. Es lo más”. “Sí, no me hablés. Hace rato que vengo privándome de cosas. No tenés una idea de cuánto hace que no voy a un Spa. Pero vale la pena. Tienen el mejor esperma de Buenos Aires”. “Y ni hablar de los óvulos”, interrumpe la amiga, “Todos de modelos top ¿Es cierto que el resultado es garantizado?”La futura clienta de FERTILSHOP, se pierde en el relato de el sinnúmero de beneficios que el más afamado centro de procreación ofrece: color y tipo de piel, cabello rubio, moreno o castaño, lacio, rizado, o semi, estatura mínima de 1,80 m, y ninguna posibilidad de enfermedades hereditarias o auto inmunes. Todo, como es sabido, a elección de la cliente. Eso sin contar que, en caso de desearlo, ni siquiera es necesario que ponga su útero. Para estos casos, la empresa ofrece el servicio de vientres sustitutos de primer nivel. “Mirá, si podés, contratá un vientre sustituto. Como sabés, a la nena, como no me daba el presupuesto, la tuve por CIGOTO’S. Ya sé que no es el mejor, pero igual vos viste cómo me salió: rubia, y con unos ojos celestelagoVictoria preciosos. Pero no te das una idea de lo que fue tener que bancarme el tener que parirla yo. No. el dolor de parto fue lo de menos. Lo peor fue que tuve que hacerme tres lipos para quedar como estaba antes de que me la implantaran”. “¡Sí, no me digás! ¿Te acordás de Anabella?”, interrumpe la futura mamá. “Aumentó más de 25 kilos. Un desastre. Lo peor fue que al marido lo despidieron y no tuvo para pagarse ni siquiera un tratamiento para las estrías. Se tuvieron que mudar. Creo que se fue a vivir a uno de esos barrios del sur. De esos en donde siguen teniendo a los chicos como los tenían nuestras abuelas”.“Ay, mejor olvidarse. Por eso yo, para tener al nene esperé a juntar lo suficiente como para comprar en otro lado y contratar un vientre sustituto. Pero contame ¿y tu marido, qué eligió?”, pregunta la amiga con curiosidad. “¡Ay, no sabés! Es un sol. Ni siquiera opinó sobre el donante de esperma. Me dijo que eligiera yo lo que más me guste”. “Y vos y ¿ya te decidiste?”, sigue preguntando la amiga con ansiedad. Y, de nuevo, la futura cliente, se pierde en sus comentarios. Sólo que esta vez, acerca de las características puntuales. Todas, pertenecientes a las de una actriz de moda, súper top, súper hermosa y, por sobretodo, flaca, muy flaca. “Yo creo que eso es fundamental. Que te garanticen que la chica, de grande, no tenga problemas con el peso. Cuando nos tuvieron a nosotras no había los adelantos que hay ahora. Yo, así como me ves, si me descuido con el régimen, en un mes aumento 200 gramos”. “¡Ni me lo digas! Yo también. Calculá que mi mamá compró mi embrión en PROCREAR”. “¡Ay, ¿a vos también te compraron en PROCREAR? A mi también. Y pensar que cerró por obsoleta”, apunta la futura compradora con pena. “Por favor, hablá bajito que es un quemo”, interrumpe la amiga, “Yo siempre digo que me compraron en “Fécondité”. La empresa francesa ¿te acordás?”. “Sos fatal. No cambiás más ¿Pero quién te va a creer guacha? ¿Tenés idea de lo que lo que debía salir en ese tiempo comprar en “Fécondité”? Si, hoy, con todo lo que avanzaron, sale un ojo de la cara”. “Ah, sí. Pero allá lo cubren las prepagas o, para los que no pueden, el Estado ¿Qué te pensás, que los franchutes son boludos?”, acota la amiga con sarcasmo. “¿Te das cuenta? Por más que pasen los años, nuestros políticos son unos hijos de embrión de puta”, contesta la amiga con indignación. “¿Me querés decir cuándo será el día que le cubran la compra de embriones esos pobres excluidos? ¡Es atroz que no puedan coger por puro placer!” “Lo peor no es eso ¿Te imaginás lo que es tener un hijo narigón, o petiso? ¿O peor, que sean gordos?¡Es una injusticia!” “¡Tenés razón! Con estas políticas los están discriminando” “¡No me hables!¡Lo importante es eso, no discriminar! “Claro que sí ¡Huy, mirá la hora que se hizo! Me voy que llego tarde. Después te llamo y te cuento qué elegí”.


Publicado el 28 de Abril de 2008 - Edición No. 289                                                                  La Trampa

El libro estaba ahí. Al alcance de quien quisiera tomarlo. De simple encuadernación. De simple título. Era una de las tantas cosas más sobre la mesa ratona en medio de la sala de estar. Sin embargo, ese rectángulo de color marrón café y letras doradas, no era algo tan simple como parecía. Según él, según lo escuché decir sin que se diese cuenta de que lo estaba escuchando, el libro era un
camino sin retorno. Aquellos que se atrevían a leerlo, eran atrapados por un mundo paralelo- Están acá, entre nosotros. Pero no están-, contaba él a su interlocutora, -¿Entendés? - Por qué no te explicás mejor-, replicó ésta. - El libro modifica sus vidas. Maneja sus caminos. Ellos dejan de ser quienes eran antes de leerlo aunque parezcan y crean que son los mismos. - ¿Lo decís en serio? - ¿Querés probar? Lo tenés ahí, sobre la mesa ratona. Yo me agazapé en mi rincón para poder observar lo que ocurría. Ella se agachó. Tomó el librito. Se sentó en el sofá. Y comenzó a leer. Al cabo de un rato cerró el libro. Lo apoyó nuevamente en su lugar y, tras hacer un gesto con su rostro, salió de la sala sin decir nada. Mientras esto ocurría, él se acercó a la mesita, acomodó el libro en su posición original y, luego, se perdió en su cuarto. Fue entonces que me acerqué hasta la sala de estar para llevar adelante lo que se me acababa de ocurrir, mover apenas el libro de lugar. Me desplacé casi en el aire-el más mínimo ruido lo hubiera alertado-. Crucé entre los sillones individuales. Recorrí el pasillo formado por la larga mesa ratona y el sofá hasta el ángulo donde se hallaba el objeto de mi atención. Y, así, sin más, lo moví por apenas milímetros.Ahora sé que no debí haberlo hecho. No sólo el tocarlo. Sino también el escuchar la conversación a escondidas. Aunque, creo que el tocarlo sin abrirlo, sin leerlo, dio paso a algo superior al miedo que sentía, curiosidad. Pero una curiosidad mayor a la de ver qué hacía él al salir del cuarto, e intentar observar sin ser visto, si notaba algún cambio en la ubicación del librito. Todo eso, el poder verlo desde mi escondite observando el libro y volver a colocarlo como sólo él lo quería y sabía, no apagó mi sed, mi curiosidad. Al contrario. Conforme pasaban los días, esta iba en aumento. Al punto que, hiciera lo que hiciese, nada podía hacerme olvidar de lo que se había convertido en mi único deseo, abrir el librito. Así, como un cazador furtivo, me dediqué a esperar el momento. Ese que me permitiera entregarme a él como lo había hecho ella. Cuando el momento llegó-creo que fue una tarde a la hora de la siesta-, la sala se hallaba en silencio. El sol del poniente se colaba por entre las hendijas inundando de mágicos rayos la mesita de la sala de estar. Y allí, con la casa a mi merced, el pequeño libro se me ofreció como un fruto paradisíaco. Con sólo abrirlo, con cada página que iba devorando, algo de mí fue siendo poseído. Claro que, eso, vengo a descubrirlo ahora, después de muchos años, y a partir de lo que voy a hacer. Estoy acá, en la sala de estar de mi propia casa, acomodando el mismo librito que conservo desde aquel entonces. Ahora sólo me falta decirle a mi esposa que el libro es un camino sin retorno. Que aquellos que se atrevan a leerlo, quedarán atrapados en un mundo paralelo. Que, aunque no se den cuenta, ya no serán los mismos.Allá, escondido entre las cortinas, está mi hijo de 5 años. La trampa ya está tendida. Ojalá caiga en ella, se enamore de la lectura, y de los libros. Es tiempo de ir a mi cuarto: sobre la mesa de noche, me espera el último de los libros que estoy leyendo. Nota: Durante la semana se inauguró oficialmente la 34. ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Con el lema de este año, "El espacio del lector" Dedicado a todos aquellos que aman la lectura, los libros y, especialmente a Jowell

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